De repente, empezó a fruncir varias veces al día la nariz. Y se sumó el parpadeo excesivo. “No lo puedo manejar”, le decía Santino, de 15 años, a su mamá Carolina, cada vez que ella lo retaba. Cuando esos movimientos se hicieron cada vez más frecuentes, lo llevó al médico. “¿Es normal?”, le preguntó. Después de descartar que se trataba de un problema neurológico, el doctor les explicó que era un tic. Y que seguramente lo había desarrollado en la cuarentena, por el estrés, por el hecho de vivir encerrado, sin ver a sus amigos, sin hacer actividades y prendido a la tecnología durante largas horas.
No es el único caso. Hay chicos que levantan las cejas en forma repetitiva. O hacen muecas con la boca. O parpadean demasiado. Poco después del inicio de la pandemia, varios neurólogos comenzaron a notar cómo aumentaban las consultas por tics nerviosos. La mayoría de los pacientes son adolescentes que presentan movimientos repetitivos sobre todo en su cara (cierre de ojos, muecas) y cabeza que no podían controlar. Sus padres estaban asustados.
Públicamente, la preocupación surgió entre los especialistas de Estados Unidos, Canadá, Australia y el Reino Unido. Incluso se hicieron varias investigaciones que vincularon el aumento de los tics con el contexto de crisis sanitaria por la pandemia de covid-19.
Si bien en nuestro país no hay investigaciones concretas, los especialistas coinciden en que está observando un preocupante aumento de la aparición de tics nerviosos.
El neurólogo Federico Pelli Noble explica que los tics son habituales entre la población infantil, sobre todo ligados a situaciones estresantes, como puede ser la pandemia. “Hasta el 21% de los niños en edad escolar tienen tics, siendo más frecuentes en varones. En la mayoría de los casos son transitorios. La mayor parte de las veces son por desórdenes emocionales. Aparecen por ansiedad, estrés, miedos, obsesiones. Al madurar las emociones, pasan”, explica.
Daniela Graci, responsable de la unidad de Neurología del hospital Nicolás Avellaneda, también ha notado un aumento en la incidencia de los tics entre los pacientes y, al igual que Pelli Noble, sostiene que tiene que ver con un efecto de la pandemia. “Aumentaron mucho las consultas. En la mayoría de los casos no está relacionado a una lesión cerebral. Más bien está vinculado a situaciones de estrés y al mayor uso de la tecnología”, explicó.
Al estar mucho tiempo estáticos, o cuando estamos estresados, aumentan los niveles de adrenalina y, si no se libera, eso pude favorecer la aparición de tics nerviosos.
¿Qué son?
Los tics nerviosos, como se conocen estos trastornos, están definidos como movimientos anormales, involuntarios y repetitivos, que se pueden presentar como respuesta a la ansiedad o al estrés. “No son movimientos que se hacen para llamar la atención. Estamos hablando de un problema que se debe tratar. Es conveniente consultar cuanto antes para evitar que se cronifiquen. Si se trata de tres a seis meses después de la aparición, puede curarse”, explica Graci.
Los tics más comunes son el parpadeo rápido de ojo, cierre violento de párpados, movimiento de cuello como cabeza hacia el hombre, muecas de labios y movimiento de manos. Están generalmente relacionados con los gestos de las personas.
Pelli Noble marca señala que hay tics funcionales, que aparecen por desórdenes emocionales, ansiedad, miedos, neurosis, y otros tics que son parte de una enfermedad, como por ejemplo el síndrome de Tourette o la neurosis obsesiva.
“Hay tics funcionales que responden a ciertos mecanismos emocionales y que no le impiden a la persona funcionar con normalidad en las actividades de la vida diaria. Los otros son los patológicos, asociados a trastornos psiquiátricos”, detalla.
Graci agrega que cuando los tics involucran a varios músculos del cuerpo es momento de preocuparse porque podemos estar ante una patología asociada. Podría ser, por ejemplo, síndrome de Tourette, que es un trastorno del sistema nervioso caracterizado por movimientos repetitivos o sonidos no intencionales, con trastornos conductuales obsesivocompulsivos. Puede ser hereditario.
Pelli Noble remarca que los tics funcionales pueden ser suprimidos voluntariamente por tiempos breves y suelen desaparecer durante el sueño. “Depende de la intensidad y localización del movimiento pueden interferir en la vida diaria. En este caso, y al tratarse de movimientos anormales, deben ser estudiados por un especialista para definir si es un síntoma ó una enfermedad, para hacer un buen diagnóstico y un tratamiento”, sostiene.
“La Pandemia por covid 19 afectó a las personas en todo aspecto, en lo mental, emocional, y social. Somos seres racionales que nos emocionamos y en estos tiempos muy difíciles todos estamos afectados en mayor o menor manera, depende de la vulnerabilidad que tengamos. Los que más sufren son los niños y los adultos y se ha visto un incremento de enfermedades neuropsiquiátricas”, remarca el profesional.
Sobre la relación del uso de las redes sociales y el aumento de los tics entre adolescentes, Pelli Noble y Graci prefieren ser prudentes. No creen que pueden ser ciertas aplicaciones o las pantallas en sí mismas las que desencadenen movimientos anormales, sino el estrés y la ansiedad que pueden generar estas actividades.
Consejos
“El exceso de utilización de las redes sociales puede ser perjudicial”, explica el neurólogo. Y señala un dato curioso: “también se dice TICS a la tecnología de la información y comunicación, que es donde estamos y donde vamos a quedarnos cada vez más”.
Como consejo a las familias, los especialistas remarcan la importancia de consultar a un médico ante la aparición de un tic. Aunque en la mayoría de los casos pueden ser cuadros transitorios, algunas veces no lo son. No hay que retar a la persona que tiene movimientos involuntarios, y estar atentos de si aumentan los tics en el cuerpo. “Siempre la contención, el seguimiento y el afecto que se brinda a los chicos mejoran los síntomas”, cierra Pelli Noble.